Francisco Muñoz Conde, jurista y penalista universal

Laudatio pronunciata all’atto di consegna della medaglia Cesare Beccaria da parte della Sociedad Internacional de Defensa Social, a Salamanca, il 4 ottobre 2018

Hablar de Muñoz Conde es hablar de una figura de un jurista y penalista universal, activo y conocido en todo el mundo por los compañeros y estudiosos del Derecho, por los estudiantes y también por el público de los profanos extraños al mundo jurídico:

 

Muñoz Conde y la dogmática

Muñoz Conde ha tenido una formación dogmática clásica, con muchos años de estudio y de investigación en Alemania, pero también ha tenido tanta curiosidad e interés, desde siempre, por la política criminal. Ha sido el primer discípulo español de Claus Roxin y posteriormente ha tenido una instensa y fructífera colaboración con Winfried Hassemer. La dogmática para él es la gramática universal de la ciencia jurídico-penal, una premisa indispensable para cualquier acercamiento científico a la materia penal; pero por sí sola del todo insuficiente.

De la misma manera que para el novelista es necesario dominar la gramática de la lengua en la que escribe, pero ello no es suficiente para construir una novela sin el talento, la fantasía y la pasión que tal obra requiere – o como para un compositor el estudio de la armonía es un requisito técnico indispensable pero por si solo insuficiente para componer una sinfonía – así para Muñoz Conde la dogmática es solo el requisito y el instrumento con el que poder afrontar de manera científica y con conciencia el estudio de la política criminal, de la relación entre el sistema penal y la sociedad y entre el sistema penal y la historia, para poder descender como intelectual a la realidad del mundo huyendo de la imagen (y criticándola profundamente) del dogmático aislado en su torre de marfil, envuelto en una capa de falsa neutralidad hacia la política y a la sociedad.

Desde este punto de vista, Muñoz Conde es sin duda muy distinto – tanto en su perspectiva científica como  en su propia manera de hablar del derecho penal – de la mayoría de los penalistas dogmáticos de las más variadas orientaciones. Y no hace nada para esconder esa diferencia, más bien al contrario, la reivindica orgullosamente! Es precisamente esta original personalidad suya la que le ha llevado al gran y merecido éxito que hoy todos nosotros le reconocemos, y que constituye la base de otros prestigiosos reconocimientos formales y oficiales.

 

  • Humboldtpreisträger: Muñoz Conde es el primero, y a fecha de hoy único penalista europeo que ha recibido el Premio Huboldt, que para los juristas equivale a un Premio Nobel. Los muchos Humboldstipendiaten presentes hoy en esta sala saben – sabemos – muy bien qué significa ser un Humboldtpreisträger!
  • Doctor honoris causa por nada menos que 8 universidades que van desde América Latina a Europa: me limito entre los muchos a mencionar el doctorado honoris causa recibido en Lisboa junto a Winfried Hassemer, el recibido en 2011 junto a David Baigun y el otorgado por la UCLM en Toledo, gracias a la organización de Luis Arroyo;
  • y, más recientemente, el título que recibió aquí en este mismo paraninfo de la Universidad de Salamanca, que celebra hoy sus ocho siglos de gloriosa historia académica: a esta última ceremonia de concesión de doctorado honoris causa me permito hacer una breve mención porque asistí personalmente entre el público de togados. Tuve aquel dia el privilegio de asistir entre el público de togados y me procurò una enorme impresion la solemnidad de la ceremonia, quizá única en el mundo cuyo ritual se desarrolla en latín, y fue conmovedor el hecho de que precisamente mientras el prof. Berdugo pronunciaba la Laudatio y Muñoz Conde dictaba su lección magistral aquí en Salamanca, a unos cuantos centenares de kilómetros de distancia, en Frankfurt, se celebraba el entierro de aquel que quizá ha sido el principal compañero científico y amigo de Muñoz Conde, Winfried Hassemer.
  • Y en cuanto a los premios recibidos por Muñoz Conde quiero mencionar también el más reciente, el premio Sandano que le fue entregado en Roma en el junio de este año, en el magnifico marco histórico de l’Aula Julio Cesar del Capitolio.

 

Muñoz Conde y las traducciones

 La dimensión de jurista universal de Muñoz Conde se puede comprobar facilmente y de manera especial atendiendo a la innumerable cantidad de traducciones que le conciernen. Muñoz Conde traducido y Muñoz Conde traductor: una historia infinita de divulgación científica internacional en la que Muñoz Conde ha revestido ambos papeles.

 

Muñoz Conde y América Latina

En su universalidad, Muñoz Conde ha sido y sigue siendo extremadamente popular en toda Latinoamérica (México, Argentina, Brasil, y en todos los países, grandes y pequeños, de lengua española y portuguesa), donde ha sido Visiting Professor, conferenciante y relator en innumerables universidades. Gracias al ingente público latinoamericano – además de a tantos lectores españoles y europeos – Muñoz Conde es el autor del manual más presente en el mundo: 21 ediciones de la Parte Especial desde 1975, 10 de la Parte General desde 1993, esta última escrita en colaboración con Mercedes García Aran. Un fenómeno editorial verdaderamente único.

 

Muñoz Conde y el Common Law

Sin embargo, sus intereses y su curiosidad intelectual y científica recorren el globo de un extremo al otro: en primer lugar hay que recordar su gran  interés por el mundo del common law, cultivado sobre todo durante su periodo de Visiting Professor en la Columbia University con George Fletcher. George Fletcher, un americano que – al igual que Muñoz Conde - es absolutamente anómalo y políglota, con la vista dirigida hacia Europa como ningún otro penalista estadounidense.

Llegados a este punto, mi recuerdo vuela necesariamente a un congreso que ha marcado una época: Berlín 1999: “Die Selbstverstaendnis der deutschen Strafrechtslehre”: La ciencia del derecho penal alemana ante el nuevo milenio” o “ la autocomprensión de la ciencia alemana ante el nuevo milenio”; un congreso memorable en el que intervinieron tantos penalistas extranjeros, la mayoría de los cuales se preocuparon únicamente de celebrar  (un tanto acríticamente) el esplendor de la doctrina alemana. Los únicos que fueron verdaderamente capaces de exponer una visión crítica – sobre todo apuntando a la autoreferencialidad de la doctrina alemana y sobre su escasa tendencia a una auténtica comparación con otros ordenamientos y otras culturas jurídicas – fueron George Fletcher y Paco Muñoz Conde. De ese memorable congreso partió el gran debate – y la dura polémica – acerca del llamado “Feindstrafrecht” (el derecho penal del enemigo) que contrapuso en varias ocasiones – por escrito y en enfrentamientos directos en congresos -  a Muñoz Conde y a Günther Jakobs.

 

Muñoz Conde y el extremo Oriente

En su contínua búsqueda de nuevas fronteras, Muñoz Conde ha dirigido su mirada, de manera creciente, hacia Asia, construyendo nuevas relaciones científicas con el Extremo Oriente, en un primer momento con Japón y posteriormente com China; y en cada ocasión acompañando el estudio del Derecho y de la cultura de esos países con el estudio de su lengua. Podemos afirmar rotundamente que Muñoz Conde es el nuevo Marco Polo del derecho penal...

 

Muñoz Conde políglota

Se hace casi suérfluo subrayar, llegados a este punto, que como jurista universal Muñoz Conde es casi, de manera natural, por fuerza un extraordinario políglota: español, portugués, alemán, ingles francés, italiano, pero también japonés y chino. Permitanme una breve cita de la laudatio pronunciada por Luís Arroyo en ocasión de la investidura a Muñoz Conde del doctorado honoris causa en Toledo. (“Esa capacidad lingüística descomunal sólo la he encontrado en dos especies humanas, la de genética hebraica y la de los músicos, y siendo Muñoz Conde de Sevilla no puede venir de otra cosa que de los de músicos”).

 

Muñoz Conde y la música

Vista esta disgresión musical provocada por la cita del amigo Luís Arroyo, no puedo evitar subrayar este aspecto, que todos quienes conocen personalmente a Muñoz Conde bien conocen: su amor por la música y su profunda formación y cultura musical. Refiere Muñoz Conde en su Selbstdarstellung (autopresentación, que en breve se publicará en alemán) que durante los años de universidad en la España franquista su pasión y su trabajo se dirigían más hacia la música que hacia el árido y autoritario derecho que le enseñaban en esos años. Tocaba la bandurria, el piano, el clarinete y también el saxo, el instrumento que más ama; es un estudioso de la armonía y apasionado de toda la música: de la ópera lírica a la gran música sinfónica y al jazz. Si le preguntáis cuál es su gran sueño incumplido no os hablará de derecho, sino que os contestará “dirigir la Filarmónica de Berlín”!

Pero volvamos al Muñoz Conde jurista y hablamos de su relación problemática y crítica con la reforma penal:

 

Muñoz Conde y la reforma penal

Muñoz Conde no es uno de los padres del Código penal (no aceptaría jamás esta definición) pero sin duda es uno de los penalistas que más activamente ha trabajado en la fase de elaboración de proyectos preliminares, sobre todo en el de 1983.

Sin embargo hoy Muñoz Conde es una de las voces más críticas contra el cariz que han asumido muchas de las leyes de reforma posteriores a la codificación de 1995: un espíritu libre y crítico que apunta el dedo contra ciertas tendencias hiperpunitivistas – expansivas y anticipadoras de la intervención penal – que ha alterado profundamente la estructura y la inspiración original del “Código penal de la democracia” en sectores delicadísimos y de fuerte impacto mediático: del terrorismo a la violencia de género, etc. Su última clamorosa intervención pública se remonta a hace pocos meses, con su dimisión de la Comisión de codificación, acompañada de una apasionada denuncia crítica y queridamente provocadora sobre la peligrosa tendencia del legislador a escuchar voces de la sociedad civil que tanto le evocan el “sano sentimiento del pueblo” de origen nazi. Las peligrosas sirenas del populismo punitivo a las que sin duda no somos ciertamente inmunes en Italia.

Vamos ya, para concluir, al Muñóz Conde de la madurez: con la mirada puesta sobre todo en la Historia del Derecho penal y de los juristas penalistas.

 

Muñoz Conde y la Historia

Es sobre todo el Muñoz Conde de estos últimos años el que se ha transformado en historiador del derecho penal. El Muñoz Conde historiador y fascinado e intrigado por el estudio del rol de los juristas (y de los penalistas en particular) a lo largo de las grandes y trágicas dictaduras del siglo XX, es aquel que de la misma manera se ha ocupado del estudio histórico de las fases de la transición de la dictadura a la democracia junto con Thomas Vormbaum.

Su curiosidad histórica está bien lejos de ser una vía agotada: la mina está más activa hoy que jamás y Muñoz Conde continua a excavar, como el viejo topo de marxiana memoria, en búsqueda de historias penales y de penalistas del siglo XX que valga la pena devolver a la memoria de nuestros días. El tema de la memoria histórica es hoy plenamente acutal, quizá – y ante todo – porque solo esta memoria histórica es capaz de (re)fundar una base de valores ideales y culturales (antes que jurídicos) comunes para una Europa que en estos feos días, disgregada entre nacionalismos y populismos regresivos de distinta naturaleza y origen, corre el riesgo como nunca antes de olvidar su pasado y quemar su futuro. Para poder esperar en una Europa de la razón y del Derecho en el futuro necesitaremos muchos juristas e intelectuales como Francisco Muñoz Conde!

Gracias, querido Paco!